El principal atractivo de las redes sociales para los adolescentes es la oportunidad de recibir respuestas y recompensas inmediatas (como recibir likes), la facilidad para interactuar y realizar varias actividades simultáneamente. Esto no es problemático en sí mismo, si se sabe usar de una manera equilibrada. Sin embargo, si se usa inadecuadamente, puede generar aislamiento, ansiedad, baja autoestima y pérdida de control. Por ejemplo, dado que el ser humano es insaciable y siempre quiere tener más, buscará los celulares más actuales aunque el que tiene funcione perfectamente. Además, difícilmente será capaz de salir de su casa sin él. El uso de Internet también expone a contenidos peligrosos e inapropiados: pornografía, terrorismo, incitación a actos ilícitos, actos autolesivos, trastornos alimenticios, suicidio, sectas y ciberacoso.
¿Cuándo se convierte en una adicción?
Estar conectado a Internet puede generar cambios fisiológicos en el cerebro, como el aumento de dopamina (hormona asociada al placer), y en muchas personas puede llegar a provocar un estado de euforia similar al de consumo de cocaína, dado que su uso facilita la ausencia de límites, distorsión del paso del tiempo, percepción de anonimato y desinhibición a muy bajo costo. Así mismo, cuando a estas personas se les priva de su uso, experimentan síndrome de abstinencia (síntomas depresivos, irritabilidad, ansiedad, pérdida de concentración y trastornos del sueño, entre otros síntomas). La interacción social real y el rendimiento académico tienden a disminuir mientras aumenta la dependencia a estar conectado. De igual manera, habrá mentiras reiteradas, una negación y ausencia de reconocimiento del problema hasta etapas muy tardías. Como toda adicción, esta dependencia termina afectando todas las áreas de la vida de la persona y de su familia.
Ciberacoso
Es el maltrato psicológico por medio de insultos, amenazas, desprestigio, difusión de imágenes o videos comprometedores, suplantación de identidad, etc. Los menores son los más propensos a ser víctimas de estas prácticas por su inexperiencia e ingenuidad, por ser fácilmente manipulables y por subir a la red gran cantidad de datos personales.
Se denomina grooming la práctica de los adultos de hacerse pasar por adolescentes para ganarse la confianza de los menores, y posteriormente chantajearlos para obtener beneficios sexuales. La falsa sensación de anonimato lleva a muchos a creer que lo que hacen quedará impune, sin saber que las autoridades, e incluso a gente del común, maneja estrategias de identificación.
Prevención
Limitar el uso de dispositivos electrónicos y la cantidad de tiempo que se dedica a ello, procurando que el computador se encuentre en un zonas comunes y con presencia de adultos.
Promover relaciones sociales cara a cara.
Promover otras actividades, voluntariados y hobbies como deportes.
Fortalecer el diálogo dentro de la familia.
Educación en valores, dando un adecuado ejemplo (coherencia) desde la infancia.
Hablar abiertamente de los peligros de la red con el menor.
No utilizar internet o videojuegos como forma de premio o castigo.
Prestar atención a la inestabilidad emocional del menor (irritabilidad, ira, ansiedad).
No subir a la red fotos ni comentarios comprometedores.
No agregar contactos desconocidos.
No brindar datos personales más allá de los estrictamente necesarios.
No descargar programas cuya procedencia sea dudosa o desconocida.
No responder amenazas ni injurias en la red.
Cuidar las contraseñas, sobre todo en lugares públicos.
Tratamiento
Si la adicción ya apareció, buscar ayuda profesional de psicólogos calificados.
En caso de ciberacoso, acudir también a las autoridades lo más pronto posible.
Alexandra Guzmán, Psicóloga
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