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Foto del escritorPsi Alexandra Guzman

La víctima de abuso sexual y el perfil del abusador

El abuso sexual en la infancia se ha vuelto cada vez más común, así como también las conductas sexuales de riesgo cuando estos niños llegan a la adolescencia. ¿Por qué? Si bien no aplica para todos los casos, la gran mayoría de estos niños coinciden en que han sido abandonados por sus padres. Se trata de niños cuyo padre nunca respondió por ellos o se encuentra lejos, cuya madre debe trabajar todo el día, niños dados en adopción o cuyos padres están presentes solo de cuerpo, pero no brindan ninguna atención y afecto. Este es el perfil preferido por los abusadores, ya que al haber sido abandonados, los niños son inseguros, es muy poco probable que denuncien, y si lo hacen no se les prestará atención, y los sentimientos de culpabilidad, vergüenza y humillación aparecerán en el niño. El sentimiento de culpabilidad se incrementa cuando el niño piensa que no hizo nada para evitarlo, o cuando experimenta algún tipo de placer aún contra su voluntad. Además, serán los niños quienes generen la menor resistencia.

Estos niños se ven forzados a crecer y a tener un desarrollo físico más rápidamente para poder sobrevivir, por lo que surgirán conductas como masturbación como síntoma de baja estimulación y poca atención, imitación de comportamiento sexual adulto, y en adolescentes intimidación, violación, sadismo, orgías, etc. Así mismo, podrán aparecer tendencias a imitar los comportamientos sexuales de los padres, incluso si son riesgosos o extraños. Además, en la adultez serán incapaces o tendrán dificultades para asociar sexualidad con afecto. Con frecuencia, estos niños serán los futuros abusadores, pues cualquier tensión emocional tratará de ser aliviada reviviendo el drama de su infancia. Tampoco es raro que el abusador argumente que su víctima aprobaba esa conducta y que ésta le quería.

Otras posibles consecuencias pueden ser: que el niño evite cualquier tipo de contacto físico, por leve que sea, que sabotee sus relaciones sociales y afectivas, que se vuelva indiferente hacia los demás, que adquiera aversión por cualquier tipo de idea sexual (volverse asexual), puede volverse promiscuo, o puede adquirir tendencias homosexuales (en las mujeres, evitar relaciones con hombres, pues le recuerdan al abusador; y en hombres, buscarán en otros hombres el afecto del padre que se distanció o buscarán repetir el placer que podían haber experimentado en el abuso).

Pero no todas las conductas de riego tienen que ser de tipo sexual. También pueden aparecer comportamientos de estimulación como arrancarse el cabello, cortarse o morderse. Todos estos comportamientos aparecen y se mantienen como una estrategia para aliviar el dolor emocional.

Por otro lado, el niño abusado se debatirá entre el sentimiento de que algo no está bien, y el sentimiento de estar recibiendo algún tipo de atención y "afecto".


Otras consecuencias y agravantes


  • El niño abandonado y abusado puede NO recibir apoyo de otras personas que podrían ayudarlo. Es el caso de líderes religiosos y profesores, quienes son blanco fácil de calumnias y han optado por mantener una total lejanía física y afectiva de los niños por miedo a ser acusados de algún tipo de comportamiento inapropiado. Conocí a un muy buen sacerdote que me contaba que por miedo a ser acusado de algo así, jamás confesaba a un niño si no era en público (siempre por fuera del confesionario y con gente que pudiera mirar), y tampoco se permitía ni siquiera darle una palmadita en la espalda (un gesto totalmente normal). Así, estos niños no solo recibirán el abandono de sus padres, sino de profesores y líderes religiosos que podrían ser de mucho apoyo.

  • El grado al que llega el abusador: si utiliza solo palabras, si se trata de roce con los genitales, y si llega a la penetración.

  • Entre menos edad tenga el niño en el momento del abuso, y entre mayor sea el número de episodios de abuso que sufra el niño, mayores serán las consecuencias y la probabilidad de trastornos en la adultez.

  • El nivel de cercanía y de intimidad con el abusador puede agravar la situación: Muchas veces se trata de sus propios padres, padrastros o tíos, incluso con complicidad de otros miembros de la familia. Esto aumentará la desconfianza entre el niño y los familiares que tienen buena relación con el abusador.

  • Para evitar el sentimiento de culpa, el niño puede asumir los valores del abusador y decir que él había iniciado o disfrutado del abuso.

  • El niño puede acusar a distintas personas de haber abusado de él, o tratar de seducirlos o intimidarlos sexualmente.

  • Entre mayor sea la diferencia de edad, más grave será el abuso.

  • Finalmente, agravará la situación que se intente hacer algo al respecto cuando ha pasado mucho tiempo después del abuso.

Estrategias de tratamiento

  • Prevención: Acompañamiento y supervisión al niño abandonado para evitar que sea abusado.

  • Nunca quedarse totalmente solo con el niño abusado. Debe haber 2 o más adultos con él, o grabar las reuniones, con el fin de evitar acusaciones por parte del niño.

  • Control del contacto del niño con otros niños, para que no intente abusarlos.

  • Ayudar al niño (o ya adulto) a reconocer y sanar sus heridas emocionales, a perdonar y reestructurar su visión de los eventos traumáticos. Brindarle la oportunidad de hablar abiertamente del tema sin ser juzgado o culpado.

  • Introducir contactos físicos normales gradualmente y ayudarle a reconocer que la conciencia de su cuerpo no es una amenaza.

Nota: La exposición a pornografía también es abuso sexual. Con frecuencia, los niños quedan en manos del televisor ante el abandono de sus padres, por lo que muchos serán expuestos a pornografía antes de los 7 años, es decir, antes de que el lóbulo frontal de su cerebro pueda procesar racionalmente información de tipo sexual. Por esta razón, aunque el niño no sufra abuso físico, si fue expuesto a pornografía tendrá dificultades y comportamientos sexuales inapropiados desde muy corta edad, y puede desarrollar síntomas parecidos a los mencionados a lo largo de este escrito.

Alexandra Guzmán, Psicóloga Celular/whatsapp: +57 3132573436 Facebook: @psicoalexandraguzman Instagram: @psicoalexandraguzman Referencias: Peter Rygaard, Niels. (2008). El niño abandonado. Guía para el tratamiento de los trastornos del apego. Barcelona, Ed. Gedisa, S.A.

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